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El olvido de la competencia electoral

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Con las limitaciones que se han impuesto al financiamiento electoral, podría ser que desafiar a un parlamentario en ejercicio sea más difícil que antes.

El inicio del período de campañas electorales parece estar ya a la vuelta de la esquina. Y estas elecciones tendrán una particularidad especial dada la cantidad de reformas que entraran en funcionamiento. Quizás uno de los cambios más debatidos ha sido la nueva ley sobre financiamiento de las campañas electorales. Durante la discusión de dicha regulación, una de las principales preocupaciones era el efecto que las nuevas reglas podrían tener sobre la competencia electoral. Algunos indicios de esto ya se observaron en las últimas elecciones municipales.

Pero hay un aspecto relacionado que parece haber quedado en el olvido: aquellas prácticas que benefician a las autoridades que van a la reelección. El desequilibrio entre el candidato desafiante y el que busca la reelección no solo se ve afectado por el financiamiento que logren conseguir para las campañas, sino también por el acceso a recursos públicos con que cuentan quienes son autoridades en ejercicio.

«El desequilibrio entre el candidato desafiante y el que busca la reelección no solo se ve afectado por el financiamiento que logren conseguir para las campañas, sino también por el acceso a recursos públicos con que cuentan quienes son autoridades en ejercicio»El Informe Engel propuso una serie de medidas para fortalecer la regulación y fiscalización del intervencionismo electoral. Son propuestas que apuntan a prevenir y sancionar los malos usos que se puedan hacer de las asignaciones parlamentarias así como la mala utilización de recursos públicos por las autoridades. La Comisión recomendó, por ejemplo, prohibir las nuevas contrataciones a honorarios y limitar el gasto en publicidad a ciertos parámetros en períodos pre eleccionarios, así como cautelar el uso de recursos públicos en inauguraciones y eventos excepcionales en dichos meses.

Con el inicio de las campañas, se torna frecuente las denuncias a Contraloría y al Consejo de Asignaciones Parlamentarias y Comités de Ética del Congreso sobre potenciales casos de intervencionismo electoral. Mejorar la regulación al respecto es importante en cuanto prevendría y sancionaría muchos de las malas prácticas que hoy ocurren, pero también tiene importancia en la búsqueda de aumentar la competencia electoral.

«Con las limitaciones que se han impuesto al financiamiento electoral, podría ser que desafiar a un parlamentario en ejercicio sea más difícil que antes».

La regulación del financiamiento electoral debe velar por evitar la corrupción y la extorsión pero también por la competitividad del sistema: que los desafiantes puedan ganarle a los incumbentes, a aquellos que van a la reelección. En ese sentido, el aumento de la reelección de los alcaldes en la última elección municipal es preocupante. Más allá de casos anecdóticos, las cifras muestran que el 73% de los que ya eran alcaldes y que buscaron la reelección la consiguió, revirtiendo la tendencia a la baja que se venía observando de este indicador (la elección anterior la cifra de reelección alcanzó el 60%). Con las limitaciones que se han impuesto al financiamiento electoral, podría ser que desafiar a un parlamentario en ejercicio sea más difícil que antes. Regular entonces qué pasa con los recursos públicos con que cuentan las autoridades en ejercicio durante los períodos de campaña cobra una especial importancia. Si hablamos de igualar la cancha, aquí hay una oportunidad.

 

Isabel Aninat S.

Investigadora Centro de Estudios Publicos