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Alemania Jamaica: Economia y Patria

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“Es la economía, estúpido” dijo Bill Clinton en su campaña presidencial en 1992. Pero también sirve para Alemania en este mes de octubre. El proyecto Jamaica está ya aquí para consolidar el liderazgo económico alemán. El próximo gobierno de la canciller cristianodemócrata Angela Merkel será una coalición a la jamaicana – los colores de los partidos implicados replican la bandera del país caribeño-, a la que se sumarán los liberales del FDP y Los Verdes. Tras la reelección anunciada de Merkel se abre un periodo de relativa incertidumbre política. En su cuarto mandato consecutivo, la mayor economía europea quiere dar respuesta a sus grandes retos: la integración de refugiados (el miedo a culturas ajenas ha sido decisivo en el resultado de estas elecciones), el futuro de las pensiones y el futuro económico de un país que quiere liderar la revolución digital, para lo cual la formación profesional y académica deberán adaptarse a las necesidades de la industria, que se transforma a una velocidad muy superior a la que lo hace la educación.

Alemania celebró el 3 de octubre su unificación con la idea de que este último gobierno de Merkel no debe perder el tren de la revolución industrial 4.0 y de la fábrica digital. 27 años después de la unificación y transferencias por dos billones de euros a los nuevos estados federados, el este y el oeste no son iguales. Sobre todo porque la estructura de la economía de la ex RDA es mucho más pequeña. Ningún gran consorcio alemán tiene su sede en el este y los jóvenes cualificados emigran a los estados occidentales. Los ingresos medios por habitantes ascienden a 22.312 euros anuales en la vieja Alemania, a 18.465 en las regiones orientales. La próxima coalición jamaicana representa a partidos muy diferentes –los Verdes y los liberales defienden visiones muy opuestas– pero los ciudadanos esperan consenso. Y podría funcionar. “Siempre que se priorice la búsqueda de soluciones, por delante de las distintas ideologías”, dice Reiner Haseloff (CDU), el presidente cristianodemócrata del Estado oriental de Sajonia Anhalt, que gobierna en coalición con los socialdemócratas y Los Verdes.

La agenda digital

Como dice Ulrich Schäfer, de Süddeutsche Zeitung, se discute mucho sobre las razones que llevaron al partido de Merkel, la Unión Cristianodemócrata (CDU/CSU), a perder un millón de votos que se decantaron por la ultraderecha de Alternativa para Alemania. Menos se habla de que la Unión perdió más todavía a favor del Partido Liberal FDP. Schäfer explica que el éxito liberal se debe a que el FDP da respuestas a preguntas que se hace la gente “normalita”, no solo los liberales, profesionales de elevados ingresos. Preocupan cuestiones en torno al futuro de Alemania, de la formación profesional dual y de las universidades, y de su economía. En el fondo la población entiende que si la economía va bien, el país va bien. “Claro que Merkel ha reconocido las posibilidades que la digitalización brindará a su industria. Pero la gente percibe que la política alemana no tiene un plan claro para maniobrar cuando la robótica se expanda, la inteligencia artificial sustituya a los trabajadores y aumente el paro”. Nunca hubo tanto trabajo en Alemania. El desempleo es bajo. De 5,1 % en el oeste de Alemania, de 7,1 % en el este. Pero los alemanes no serían alemanes si no se anticiparan a los malos tiempos. Hoy hay trabajo y el país va muy bien. Pero, ¿y mañana?

La respuesta de los liberales: “Digital first, Bedenken second”. Con su eslógan, que propone primero abrirse al mundo digital y dejar en segundo lugar las reflexiones o posibles dudas, el FDP quiere hacer hincapié en la necesidad de una política que dé respuesta al reto de la revolución digital. Proponen crear un Ministerio de Digitalización e introducir en los institutos de formación profesional y en las universidades los contenidos y las habilidades necesarias para responder a la demanda tecnológica de la economía y del mercado laboral. Muchas empresas, anticipándose, forman a sus propios aprendices y estudiantes porque la educación no sigue el ritmo. Adidas, por ejemplo, acaba de inaugurar por primera vez en muchos años una fábrica en Alemania completamente automatizada. Con robots que hacen zapatos.

Para Schäfer, la modernización digital podría ser el proyecto común del próximo gobierno de coalición de democristianos, liberales y verdes. Se trata de una unión difícil, dadas las posturas antagónicas de sus integrantes en aspectos económicos y políticos clave. Mientras el partido de centro de Merkel se ha socialdemocratizado, devorando al socialdemócrata SPD (que ha descartado continuar en el ejecutivo de coalición de Merkel, por lo que se traslada a la oposición, tras sufrir el peor resultado desde 1949); Los Verdes siguen siendo verdes, pero asumen un ideario socialdemócrata; y los liberales del FDP, el partido de los profesionales con buenos sueldos. La combinación jamaicana necesita encontrar un compromiso y puede que lo encuentre en la economía. También coincidirán todos en la necesidad de invertir en el futuro de Alemania (infraestructuras, energía, investigación y desarrollo) y de dar un respiro a la clase media, reduciendo la presión fiscal.

¿Por qué la industria 4.0 y la fábrica digital se han convertido en el gran reto alemán? El dilema es que los ciclos de desarrollo son cada vez más cortos. Un maestro técnico industrial, Detlef Peter Grün lo explica así: “Hasta hace poco sabíamos que entre un gran avance técnico y el siguiente pasaban 10 y hasta 15 años. Hoy estos ciclos son inferiores a los tres años que dura la formación profesional dual de mecánico de coches”. Eso implica que, por ejempleo, en el sector del automóvil se están registrando ya dos diferentes velocidades. Una es a la que va la electromobilidad y la conducción autónoma, y otra es la velocidad de aprendizaje de los oficios. El sistema de formación profesional actual no forma con los contenidos y a la velocidad a la que se desenvuelve el desarrollo tecnológico. Pero, advierte Grün, el sistema global de la industria del automóvil solo puede funcionar cuando todas las piezas encajan: el proveedor, el fabricante, el concesionario, y los talleres.

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