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Christian Lindner, el liberal que ha desafíado a la canciller Angela Merkel

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Piensa en eslóganes, le gusta provocar y cree que de las peores derrotas nacen las mejores victorias. “Es mejor no gobernar que gobernar mal”. Así sentenció Christian Lindner, líder del Partido Liberal alemán (FDP) las conversaciones con CDU, CSU y Verdes encaminadas a formar la llamada coalición Jamaica.

A sus 38 años, Christian Lindner ha empezado a hacer historia. Es el populista alemán que ha desafíado a la canciller Angela Merkel. El 24 de septiembre pasado logró que los liberales volvieran al Parlamento federal con el 10,7% de los votos y 80 escaños. En 2013 se quedaron por debajo del 5% y se convirtieron por primera vez en fuerza extraparlamentaria. El apoyo al gobierno de Merkel fue letal, según su interpretación de la debacle.

Ese 22 de septiembre de 2013 marca un punto de inflexión en la vida de Lindner. “Recuerdo las imágenes de la alegría con la que el Partido Socialdemócrata (SPD) y los Verdes celebraron que el FDP se había quedado fuera del Parlamento”, escribe Lindner en su libro Schattenjahre. Die Ruckkehr des politischen Liberalismus (Años en la sombra. La vuelta del liberalismo político). “Me empeñé en que esas imágenes no fueran las últimas que la gente recordara del FDP”, afirma en este relato sobre su experiencia política.

En la medianoche del domingo 18 de noviembre, con premeditada espontaneidad, Lindner acaparó los focos en Alemania. Su lema (“besser nicht regieren, als falsch”, mejor no gobernar que gobernar mal” abre ahora la página web de los liberales. Después de cuatro semanas de tira y afloja entre los cuatro partidos, el líder liberal se levantaba de la mesa y dejaba plantada a Merkel, sus socios socialcristianos y a los Verdes. El intento de la canciller de buscar un principio de acuerdo de mínimos que condujera a la coalición Jamaica, un experimento jamás probado a nivel federal, fracasaba.

Jamaica (por los colores de la bandera que coinciden con el negro de los convervadores, amarillo de los liberales y verde de ecopacifistas) se convertía en un paraíso inalcanzable. “Fuimos elegidos para que hubiera cambios y así no es posible”, se justificaba Lindner. La reputación de Merkel como gran hacedora de consensos sufría así un duro golpe. El semanario Die Zeit titula su último número ¿Él o ella? ¿Lo conseguirá ella? ¿Podrá él con ella? Plantea que el fracaso del intento de formar la coalición Jamaica revela una lucha por el centro político entre Merkel y Lindner y un choque generacional (Merkel tiene 63 años y Lindner 38).

La escenificación de Lindner y el eslogan hablan de que la ruptura ya estaba gestándose hace tiempo. La primera empresa de Lindner fue una agencia de publicidad y en esta campaña ha demostrado que sabe de marketing político. “Es cierto que habían prometido a los electores un cambio radical en política y si has de aceptar muchos condicionantes de los otros no es posible”, afirma Leon Stebe, ex corresponsal en Bruselas de Inforadio.

“Desde el principio no querían que Jamaica saliera adelante. Durante cuatro años han estado fuera del Parlamento y no tienen gente suficientemente preparada. Lindner no tiene experiencia de gobierno regional, ni siquiera local. Lo que no comprendo es por qué han tardado tanto en romper”, señalaba Stefan Evers, diputado de la CDU en el Parlamento regional de Berlín en un encuentro con periodistas organizado por la Europäische Akademie Berlin.

“Parece que su condición era ser ministro de Finanzas”, señala Andreas Botsch, director del departamento internacional en la Confederación General de Sindicatos. Ambición para postularse como sucesor de Wolfgang Schäuble, ahora presidente del Parlamento, no le falta. Schäuble es el político más popular de Alemania por su éxito al lograr equilibrar el presupuesto federal desde 2014 e incluso conseguir superávit.

El colíder de los Verdes Cem Özdemir, de origen turco y sólido candidato a ministro de Exteriores, le ha comparado con Sebastian Kurz, el flamante nuevo primer ministro de Austria, de apenas 31 años. “Tengo la impresión de que Lindner ha estado demasiado pendiente de Austria y de Kurz últimamente”, ha declarado Ozdemir, que ha participado en las conversaciones.

Como Kurz, Lindner ha renovado su partido escorándolo a la derecha y adoptando gran parte de la agenda populista de la ultraderecha, sobre todo en la política sobre refugiados.

“En la estela de Emmanuel Macron y Sebastian Kurz quiere transformar a los liberales en un movimiento de protesta burgués. Fomenta como ellos el culto a la personalidad. Habla contra las élites, los medios y el pensamiento único, Y quiere, como Kurz y Macron, dar un vuelco al panorama político”, afirma Der Spiegel en un artículo titulado Huida del Caribe.

En el semanario alemán también le comparan con el ex canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder: “Sabe cuando asume un riesgo pero no lo rechaza. Es un jugador en política, le gusta apostar fuerte, como a Schröder”. Es un estilo de hacer política en las antípodas de Merkel, con quien ninguno de los dos tiene química. Les diferenciaría, según Spiegel, que Schröder dio un giro a su partido para reformar el país, mientras que Lindner antepone el partido a todo lo demás.

Quiere ocupar el espacio que ha dejado a su derecha el centrismo de Angela Merkel, de quien se dice que ha socialdemocratizado la CDU. En su libro, sin embargo, reivindica el centro, ese centro que a su juicio los otros partidos han dejado vacío. Afirma que su hobby es la política. Estudió en Bonn Políticas, Derecho y Filosofía. Presume de ser un emprendedor hecho a sí mismo, nacido en Wuppertal, nieto de panaderos de las montañas renanas.

“Adoro todo lo que funciona con gasolina”, dice en su página web, y conduce un Porsche 911 SC. “Por el olor y el sonido sé si hay algo que va mal en un automóvil”, presume. Está casado, sin hijos, desde 2011 con la periodista Dagmar Rosenfeld-Lindner, con quien forma una pareja muy atractiva mediáticamente. Cuenta como prueba de su voluntad de hierro cómo en pocos meses perdió 30 kilos. Practica deporte con asiduidad para mantener la forma.

“Mi patria política es el FDP desde que tengo 14 años”, decía en una entrevista hace años a Stern TV de la que se hace eco Huffingtonpost.de. Aquella humillación de los liberales de 2013 fue el germen de su ascenso al poder. Con apenas 34 años se convirtió en el presidente más joven de la historia del partido de Hans-Dietrich Genscher, el legendario ministro de Exteriores de la era Kohl. En esos tiempos los liberales eran el partido bisagra que facilitaba la mayoría de los dos grandes.

Con Merkel cambiaron los efectos de formar parte de una coalición. Los liberales interpretaron su derrota como el pago a su apoyo a la canciller, que suele ser letal para sus socios. Cuenta en su libro cómo los votantes se quejaban del papel de comparsa del FDP: “Fue más que una derrota. Fuimos objeto de burlas, ridiculizados”.

“La sombra de esos años permanecerá”. Es el mensaje de su autobiografía, que trasladó a los votantes cuando celebró con contención la victoria lograda al regresar al Parlamento federal el pasado 24 de septiembre. Sabe que es un primer paso pero no ha llegado a la meta. Gran amante de la velocidad, ha puesto el motor de su carrera política a todo gas.