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¿Por qué los chilenos tienen nota roja en comprensión lectora?

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Según la Ocde, el 5% de los profesionales en Chile presenta un alto nivel en este ámbito, mientras que el promedio de los países más desarrollados arroja un 21%. Expertos dicen que el problema se origina en la infancia.

Desde 2016 se sabe que en Chile el 1% de las personas adultas que tiene educación media completa entiende lo que lee, frente al 7% promedio de la Ocde. Más preocupante aún es que solo el 5% de los adultos con educación superior tiene un alto nivel de comprensión lectora, mientras que el promedio de ese grupo de países es de 21%.

Estos datos, que fueron mencionados en el informe de la Ocde “Education at a Glance 2018”, dado a conocer esta semana, abrieron el debate respecto de lo que se ha hecho para revertir esta tendencia, lo que falta por ejecutar y los motivos de estos bajos índices de comprensión que tienen los chilenos en relación a lo que leen.

El exjefe de Educación General del Mineduc y actualmente investigador de la U. Diego Portales, Gonzalo Muñoz, plantea que “según esta evidencia, y a pesar de avances importantes entre generaciones, hoy el 53% de los adultos en Chile no entiende instrucciones escritas simples, como interpretar los signos de un mapa. Esto, claramente, es un problema que afecta la adecuada integración de las personas a su vida en sociedad”.

Ernesto Treviño, director del centro para la transformación educativa de la U. Católica Centre, afirma que a pesar de que las personas asistan a la educación superior, esta no necesariamente las dota de la competencia básica de comprensión lectora que deberían tener. “Sin duda esto es un problema de calidad de la educación, porque la comprensión lectora debería desarrollarse en la educación básica y media, pero incluso en la educación superior no se alcanza dicha habilidad. Se puede afirmar que las instituciones de educación superior que recibieron a estas personas no cumplieron con el cometido de desarrollar esta habilidad básica”, dice Treviño.

Según los investigadores, los factores que influyen en este tipo de indicadores son diversos y van desde el nivel educacional de las familias de origen, pasando por el trabajo de los docentes en el aula, hasta los hábitos de lectura que se desarrollan en edades más avanzadas.

¿Cómo se resuelve esto?

Para Gonzalo Muñoz, la solución a este “déficit” debe apuntar en “poner un foco cada vez más claro en el apoyo a las escuelas y liceos y en el desarrollo de capacidades de los actores educacionales, temas que hoy parecieran no formar parte de las prioridades gubernamentales”.

La ministra de Educación, Marcela Cubillos, plantea que la lectura es central en la mejora de la calidad. “Estamos diseñando un programa que tiene como objetivo promover la lectura desde la primera infancia. Y lo estamos abordando desde diferentes ángulos, que pasan por un trabajo con los directivos, docentes y familias, además de la mejora del equipamiento en los establecimientos”, afirmó la secretaria de Estado.

Cubillos añade que se está trabajando en el Plan Nacional de Calidad, que contempla iniciativas como ‘Todos al Aula’, que busca desburocratizar la gestión de las escuelas y el trabajo de los docentes.

La académica e investigadora del Centro de Investigación Avanzada en Educación (Ciae) de la U. de Chile, Macarena Silva, plantea que “es importante enseñar a los niños no solo a leer, no solo a juntar letras, sino que a comprender. Porque muchas veces se piensa que es suficiente con que el niño sepa leer, pero es fundamental enseñarles también a comprender lo que leen y escuchan. Y si esto no se resuelve a temprana edad, después se mantiene y genera problemas”.

Alejandra Meneses, académica de la Facultad de Educación de la U. Católica, indica que tanto el vocabulario “como las habilidades de lenguaje que caracterizan los contextos de aprendizaje y evaluación contribuyen significativamente a la comprensión alcanzada por los estudiantes en textos explicativos. Por lo tanto, en la medida en que se dan más oportunidades a los estudiantes para participar activamente en estos contextos de comunicación propios de la escuela, se les posibilita desarrollar dicho lenguaje, lo que les permitirá comprender más profundamente los textos académicos propios de la escuela”. Y añade que “se necesita tomar más conciencia de la relevancia de un aprendizaje variado, flexible y contextualizado de la lengua que fomente la comprensión de diversos textos para los lectores”.

Lectura digital

Rosa Gaete-Moscoso, directora de la carrera de Educación Básica de la U. Alberto Hurtado, dice que en Chile si bien han existido avances, “falta un fomento más fuerte de la lectura no solo en relación a las evaluaciones”. Y sobre las razones que explican los bajos resultados, señala que se trata de “una cuestión de base cultural que es un problema histórico en Chile”. Además, indica que “el mundo digital fomenta una lectura y escritura parcelada y discontinua, no abordamos largos textos. Uno se sube al metro y ve a mucha gente leyendo en el celular, pero son cuestiones cortas que no permiten desarrollar habilidades más complejas. Y un tercer motivo apunta a que en las escuelas se sigue enseñando a leer y escribir con estrategias de decodificación que son métodos antiguos y eso se ha intentado modificar desde la reforma de 1996”.