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Francia, el país que olvidó la Cancillería chilena

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Desde los 90, la misión diplomática chilena en ese país solo ha sido un “botín” para políticos o amigos de los presidentes. En los últimos meses el exministro Gerardo Varela y uno de los líderes de Ciudadanos desestimaron la destinación.

“Los franceses no confían en que en Chile exista un Estado de derecho, una Constitución, un sistema judicial, ese es el fondo del asunto”, comentó a principios de semana el escritor y exembajador de Chile en Francia durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, Jorge Edwards, a modo de explicación por el refugio que le otorgó la administración gala el viernes 2 al frentista Ricardo Palma Salamanca, condenado por el crimen del senador UDI Jaime Guzmán.

El autor de Persona non grata, entre otros títulos, se permitió ironizar con la situación que hace casi imposible que se pueda concretar la solicitud de extradición de Palma Salamanca, la que debe ser dirimida por los tribunales franceses en diciembre. “Siempre, la reacción inmediata francesa -cuando hay un tema con Chile- es que aquí manda Pinochet. No saben que Pinochet se murió, no están seguros”, dijo Edwards.

El martes 6, la Cancillería francesa pareció darle la razón al escritor y exdiplomático chileno. “El caso de Palma Salamanca se refiere a la historia de Chile bajo la dictadura de Augusto Pinochet”, indicó a través de un comunicado que enfatizaba, además, el carácter autónomo de la Oficina Francesa para la Protección de los Refugiados y los Apátridas (Ofpra).

El tenor de la nota diplomática francesa molestó al gobierno chileno, pues desconocía el hecho de que el crimen del senador Guzmán se perpetró en abril de 1991, a más de un año del inicio del gobierno de Patricio Aylwin. Sin embargo, excancilleres y diplomáticos chilenos señalan que parte de la responsabilidad en la percepción que tiene el Estado francés de la situación en Chile ha sido de los propios chilenos.

Y no se refieren solo a la demora -“inexplicable a estas alturas”, sostienen las fuentes- en la designación de un embajador de Chile en París. “Es urgente el nombramiento de un embajador. El tema de Palma Salamanca es político, jurídico y diplomático, no es posible que a ocho meses de la instalación del gobierno aún no haya embajador en Francia y el trabajo de la misión diplomática esté en manos de apenas dos funcionarios del servicio exterior, la primera secretaria Camila Márquez y el segundo secretario Cristóbal Ortiz”, señalan fuentes diplomáticas que pidieron reserva de su nombre.

El miércoles 7, el Senado aprobó un proyecto de acuerdo con el respaldo del oficialismo y la oposición -solo hubo una abstención, la del frenteamplista Juan Ignacio Latorre- que insta al gobierno a “designar a la brevedad al embajador de Chile en Francia y agotar todas las gestiones políticas, diplomáticas y judiciales existentes para que la decisión sea revertida, restaurando el respeto por la soberanía y legitimidad de las instituciones políticas y judiciales de la República de Chile, cuya autonomía es puesta en tela de juicio por la decisión en cuestión”.

En medio de las críticas por la tardanza, la respuesta del canciller Roberto Ampuero fue escueta. “Estamos trabajando en el nombramiento del embajador o embajadora”, dijo el jueves 8.

En agosto, afirman fuentes del oficialismo, el Presidente sondeó el nombre de Gerardo Varela, quien poco antes había salido de manera abrupta del Ministerio de Educación. Varela, aseguran esas fuentes, rechazó el ofrecimiento. No fue el único. En octubre, el Mandatario le ofreció París a un alto exdirigente de Ciudadanos, quien también declinó asumir la embajada. Lo mismo respondió el empresario Fernán Gazmuri, presidente de Citroën Chile, cuando lo sondeó el Jefe de Estado.

Pese al quiebre y la crisis en que se encuentra el exmovimiento de centro liberal que fundaron el empresario Juan José Santa Cruz y el exministro Andrés Velasco, el Presidente seguiría interesado en ofrecer la embajada de Chile en París a un personero de esas filas. Otro de los nombres que están en la lista que ha sido evaluado en el gobierno es el del ingeniero comercial José Miguel Barros, director de Finanzas Corporativas de LarrainVial y quien habla francés fluido, pues vivió varios años en Francia.

En los últimos 24 años, solo en una ocasión Chile ha destinado a un diplomático de carrera como embajador en Francia.

Desde Aylwin en adelante, todos los gobiernos, independiente de su color, han visto la capital francesa como un botín o premio de consuelo para políticos y amigos en desgracia.

“Se desaprovechó la oportunidad de explicar a los franceses lo que fue la transición política chilena y ese error ha pasado la cuenta con la situación de Palma Salamanca”, afirma un excanciller.

Testigos de la época aseguran que la viuda de Salvador Allende, Hortensia Bussi, habló con el entonces Presidente Patricio Aylwin en 1990 para pedirle que desistiera de la idea de enviar como representante de Chile a París al embajador José Miguel Barros, quien se había desempeñado como embajador de Pinochet en Estados Unidos, pues sería considerado un nombre “inadecuado” para el mandatario socialista Francois Mitterrand.

Cercano a Aylwin y al exministro Edgardo Boeninger, Barros fue ratificado como embajador en Francia, pese a que el gobierno galo demoró más de tres meses en darle el agreement, una señal nítida de molestia. Durante los cuatro años que estuvo en Francia, Barros fue recibido por pocas autoridades. “Desde ese momento comienza el distanciamiento de Francia de la transición chilena”, afirma un excanciller chileno.

Frei también se inclinó por un cercano. Quienes conocen la historia señalan que el exmandatario DC ofreció al empresario José Manuel Morales primero un puesto en el directorio de Codelco, pero como esto no resultó, le dio como consuelo la embajada en París.

Morales dejó la embajada en 1997, en medio de una compleja situación. Francia era el único país de la Unión Europea que se negaba a firmar el acuerdo de libre comercio con Chile. Para destrabar el escollo, la Cancillería envió a Fabio Vio, por entonces jefe de Política Exterior del ministerio, a hacerse cargo de la misión diplomática. Ha sido el único embajador de carrera que ha tenido Chile en París.

Vio es el único diplomático chileno doblemente condecorado por el gobierno galo. Su gestión, sin embargo, no fue fácil. En octubre de 1998, el gobierno francés apoyó la detención en Londres del general Pinochet y respaldó la idea de que fuera juzgado en el extranjero. Incluso, el juez francés Roger Le Loire abrió una causa judicial en contra del exjefe de la Junta Militar y miembros de la Dina por la desaparición forzada en Chile de cinco ciudadanos chileno-franceses: Alfonso Chanfreau, el exsacerdote Etienne Pesle, George Klein, Jean-Ybes Claudet Fernández y Marcel Amiel Baquet.

“Tuve conversaciones con el gobierno francés para explicar la posición del gobierno de Chile frente a la detención de Pinochet en Londres. Para los franceses no era fácil entender los gestos que se debieron hacer en la transición”, señala Vio.

Las reuniones de Vio no fueron solo con el Presidente galo Jacques Chirac y el primer ministro Lionel Jospin, sino también con sus asesores. Tanto la presidencia como el jefe de gobierno francés tienen en su gabinete una dirección de asuntos internacionales, manejadas por diplomáticos de carrera, cuya misión es preparar informes y asesorar a las autoridades de gobierno. Sorprendentemente, recuerda Vio, el gabinete del socialista Jospin fue muy receptivo a la posición del gobierno chileno de la época que el derechista Presidente francés Jacques Chirac. “Con Chirac, las conversaciones fueron muy duras”, recuerda.

Con la llegada de Ricardo Lagos a La Moneda se volvería a la práctica de enviar embajadores políticos a Francia. Fueron los casos de Marcelo Schilling y del médico Hernán Sandoval. Esa práctica se mantuvo en los gobiernos de Michelle Bachelet -que debió enfrentar la renuncia de Patricio Hales a la destinación em medio de acusaciones de abuso sexual- y Piñera.

“Aquí no sirve plantear el tema de Palma Salamanca en una conversación de tres o cinco minutos dentro de una bilateral de alto nivel en la que se habla de todos los temas de la agenda bilateral. Aquí se tenía que haber hecho un trabajo permanente, a todo nivel, incluso, conversando directamente con las autoridades que integran la Ofpra para explicarles la situación de Chile y la posición chilena, y ese trabajo es la tarea de un embajador”, señala el exdiplomático Fabio Vio.

En febrero, tras la detención de Palma Salamanca en París, la Cancillería hizo las primeras gestiones ante las autoridades galas con miras a conseguir la extradición del exfrentista. Por una casualidad, la detención de Palma Salamanca se produjo pocos días antes de que viajaran a esa ciudad el canciller Heraldo Muñoz y el ministro entrante Roberto Ampuero, el jefe jurídico de la Cancillería Claudio Troncoso y el equipo de la defensa de Chile ante La Haya para participar de la última reunión de coordinación con los abogados extranjeros previo a los alegatos orales por el litigio ante La Haya. Muñoz le ordenó a Troncoso concertar su atención en el tema de Palma Salamanca y contratar un abogado francés que llevara el caso de la extradición.

Troncoso se reuniría con autoridades de la Cancillería y del gobierno francés, pero no llagaron a encontrarse con los miembros de la Ofpra, pese a que en ese momento el entorno del exfrentista ya había iniciado los trámites para obtener el asilo. Incluso, afirman fuentes que conocen el caso, el gobierno chileno optó por contratar a un abogado de bajo perfil, pero experto en temas de extradición, para no politizar el caso de Palma Salamanca. El elegido fue Vincent Coucelle-Labrousse, quien se enfocó en el proceso de extradición, pese a que, en forma paralela, la defensa de Palma Salamanca ponía énfasis en el asilo político.

“El análisis que se hizo en esos momentos es que Palma Salamanca había contratado a Jean-Piere Mignard, un abogado de perfil muy político, por lo que sabíamos que iba a llevar el caso a los medios de comunicación e iba a politizar el caso. Lo que buscábamos nosotros era un triunfo jurídico”, explica Troncoso.
El 18 de julio, el canciller Ampuero se reunió por cerca de una hora con su par francés, Jean-Yves Le Drian, a quien transmitió el interés de Chile por la extradición de Palma Salamanca.

Lo mismo haría personalmente el Presidente Piñera en su encuentro bilateral con el mandatario galo, Emmanuel Macron, cuando ambos se reunieron en el Palacio del Elíseo a comienzos de octubre. Para entonces, sin embargo, el trámite del asilo estaba a punto de concluir.

Fuente: La Tercera