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La receta de Andrés Velasco para el nuevo ministro de Hacienda

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Mayor endeudamiento, mayor control tributario y, en definitiva, un aumento sostenible del déficit son parte de las recomendaciones para del exministro de Hacienda a Ignacio Briones.

En una reciente columna publicada en Proyect Syndicate, el exministro de Hacienda del primer Gobierno de Michelle Bachelet, Andrés Velasco, se planteó una pregunta: «¿Cómo pudo llegar a esto Santiago de Chile, la ciudad más rica del país ampliamente considerado el más próspero y respetuoso de la ley de América Latina?». Unas líneas más abajo, el mismo Velasco esboza una respuesta: «La verdad es que no podemos tener certeza. Todo sucedió con una rapidez vertiginosa».

A lo largo del texto, el también excandidato presidencial afirma que distintos factores no explican por si solos la actual crisis: aunque los precios de algunos servicios esenciales son altos, la inflación es baja; la desigualdad medida por ingresos ha disminuido; los casos de abuso empresarial hoy se conocen más que antes; y si bien hay precariedad laboral, privilegios para la élite y frustraciones de expectativas, nada de esto pareciera ser suficiente para explicar el descontento que por estos días se ve en las calles del país.

«Cuando pasa algo tan grande como lo que ha pasado, la primera tentación a la que tenemos que decirle que no los que opinamos, los expertos, los académicos, los líderes políticos, es a pretender tener la verdad y que esa verdad sea una sola. Nadie puede estar exactamente muy seguro de lo que ocurrió», dice Velasco en conversación telefónica desde Londres con PAUTA Bloomberg. «No cabe ninguna duda de que hay un clima de enojo, de desigualdades, de injusticias y situaciones muy críticas que están detrás de ese clima de enojo, pero hay que ir más allá», afirma el actual decano de la Escuela de Políticas Públicas de la London School of Economics.

«En el seno de nuestra sociedad hubo una explosión de violencia que no ha terminado y que nos debe preocupar mucho, entre otras cosas, porque siendo bien francos no hemos terminado de entenderla», sostiene el economista.

Velasco plantea que si bien es cierto que Chile es un país en el cual no cabe duda que existe mucha injusticia y desigualdad, esta última –medida a partir de los indicadores del Banco Mundial– ha venido cayendo paulatinamente. «La sociedad chilena sigue siendo muy injusta, pero hoy día siete de cada 10 jóvenes que van a la universidad vienen de familias en las que no había gente en la universidad», agrega Velasco. Esto, dice, crea la gran ilusión de ser la primera generación que asiste a la educación superior, ilusión que viene seguida de una gran frustración a la hora de buscar trabajo y enfrentarse con que quienes vienen de determinados colegios o tienen los apellidos «correctos» se quedan con los puestos, aun cuando no sean los mejor calificados.

«El punto que yo hago en esa columna es que algunas de estas desigualdades y algunos de estos enojos son en alguna medida cosas que siempre han estado, pero que nuestro proceso de desarrollo ha hecho evidente», dice Velasco.

Caldo de cultivo

Si hay algo que le preocupa de esto al exministro, es que el descontento latente tenga consecuencias políticas inesperadas hacia adelante. Lo dice pensando, por ejemplo, en aquellas personas que se enfrentan a que el único supermercado del barrio fue incendiado, quienes podrían manifestar de maneras insospechadas su malestar. Esto, dice Velasco, es el caldo de cultivo para que surja en el país un «futuro populismo de derecha», tal como ha ocurrido, dice, en Brasil, Estados Unidos o Turquía.

«Creo que en esos hogares de clase media donde prima el enojo y el temor, un populismo de derecha que ofrece mano dura y que ofrece meter a todo el mundo preso puede tener una cierta clientela electoral», asegura Velasco.

Lo que también es incierto es por cuánto tiempo se podría prolongar la actual crisis. Velasco compara la situación con lo ocurrido con los chalecos amarillos en Francia y afirma que es difícil de determinar la extensión que podría tener este estallido social. Lo que sí tiene claro es que el país no va a volver a ser el que era el jueves 17 de octubre fácilmente. «Quien piense que Chile va a volver a ser igual que el jueves antepasado, como diría Camilo Escalona ‘se fumó algo’. Creo que esto caló muy profundo en el alma de mucha gente», asegura.

El villano de la película

Con la salida de Alberto Arenas, en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, se rompió la tradición tácita que existía de que los ministros de Hacienda se mantenían en el cargo durante lo que duraba el gobierno. El lunes 28 esto volvió a ocurrir, luego de que Sebastián Piñera decidiera remover de sus funciones a Felipe Larraín para nombrar en el cargo al economista Ignacio Briones. Velasco asgura que conoce al nuevo responsable de las arcas fiscales y le parece «una persona capaz y una persona con las mejores intenciones». «Ser ministro de Hacienda siempre es difícil y le tocó más difícil que nunca», afirma. Esto, porque plantea que el ministro tendrá dos tareas que pueden parecer contradictorias entre sí: por un lado, para que en Chile se produzcan los cambios que se requieren, se necesitarán leyes, que a su vez demandarán recursos. En ese sentido, Velasco considera que el ministro tendrá que ser «un impulsor del cambio». Pero, por otro lado, dice Velasco, todo ministro de Hacienda es en alguna medida el villano de la película, el que tiene que decir ‘las lucas no alcanzan, vamos con cuidado muchachos'».

Parte de la situación a la que se enfrenta el nuevo ministro es la de un déficit fiscal que no va a cumplir la meta trazada por el Ejecutivo y una deuda pública más abultada producto de las demandas sociales y la agenda para intentar satisfacerlas. Según Velasco, este panorama le da a Briones una ventaja y una señal de alerta.

«La ventaja es que a pesar de que ha habido un deterioro fiscal en los últimos años –en una década la deuda pública como porcentaje del PIB se multiplicó por cuatro y hoy oscila en torno al 25-27% del PIB– ese punto de partida razonable (…) y le da algún movimiento de piernas al ministro», afirma Velasco. Sin embargo, dice, eso no significa que ni Chile ni ningún país del mundo puede despreocuparse de cómo se financia el gasto.

Paño que cortar

«Por un sentimiento de responsabilidad social hay que asegurarse que el financiamiento esté hoy, pero también esté mañana y pasado. Eso significa financiar de modo sustentable y serio. Y ahí yo tengo una recomendación para el ministro (…) Yo creo que aquí hay un espacio también para cerrar algunos resquicios tributarios, para hacer más justo el sistema tributario y recaudar más», propone el exministro. Entre las medidas anunciadas por el Piñera como parte de la agenda social está la creación de un nuevo tramo en el Impuesto Global Complementario de 40% para las rentas superiores a 8 millones mensuales, algo que permitiría aumentar la recaudación fiscal en unos US$ 160 millones.

«Eso como titular parece razonable, pero el problema es que si todos los que tienen que pagar 40% pagaran el 40% todo estaría muy bien. Quienes vivimos de un sueldo, si tenemos la suerte de recibir ingresos a ese nivel, vamos a pagar el 40%. Pero lo que también sabemos, es que quienes viven de los ingresos de capital, mediante distintos mecanismos, que no son ilegales –ojo, no estoy hablando de chanchullos, estoy hablando de mecanismos basados en forados de carácter legal–, pueden pagar mucho menos», apunta Velasco. «Aquí hay paño que cortar», agrega.

En esa línea, el economista plantea la necesidad de legislar para acotar esos espacios y poder lograr que ese 40% sea realmente efectivo. «En la medida en que se actúe en lo tributario, el déficit puede crecer, pero mucho menos. Lo importante y lo dijo Ignacio Briones y lo comparto, es que esa alza del déficit sea más bien transitoria y no permanente», agrega Velasco. «Hay que poner las lucas sobre la mesa. Eso por un periodo de transición puede llamarse deuda, pero en el largo plazo tiene que ser ingresos reales del estado y esos son los impuestos», concluye.

 

Fuente: Pauta.cl