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Macron renunciará a su pensión vitalicia como expresidente

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En pleno conflicto por la reforma de la jubilación, el presidente francés busca un gesto de “ejemplaridad y coherencia”

Emmanuel Macron renunciará a su pensión vitalicia de 6.220 euros mensuales brutos (unos 5.200 netos) después de abandonar la presidencia de la República.

La decisión, revelada por el diario Le Parisien y confirmada el domingo por el palacio del Elíseo, es un gesto simbólico en pleno conflicto por la reforma de las pensiones en Francia. Pretende demostrar que la igualdad en el trato durante la jubilación y la abolición de los privilegios se aplica antes que a nadie al jefe de Estado.

La reforma ha motivado, desde el 5 de diciembre, tres grandes jornadas de protestas nacionales y una huelga indefinida en los transportes públicos que está afectando los desplazamientos de los franceses en las vacaciones navideñas. En enero, el Gobierno y los sindicatos retomarán la negociación.

La ley del 3 de abril de 1955, aprobada antes de la fundación de la V República, establece que los antiguos jefes de Estado reciban, al abandonar el cargo, una sueldo equivalente al de un miembro del Consejo de Estado.

El 11 de diciembre, al presentar los detalles de la reforma de las pensiones, el primer ministro, Édouard Philippe, explicó que en el futuro los cargos electos deberían someterse a las mismas normas que el resto de los franceses. Le Parisien, basándose en esta declaración, preguntó al Elíseo si esto era válido para presidente. Y esto motivó la respuesta afirmativa de la presidencia y el anuncio del fin de este privilegio.

La presidencia francesa presenta la renuncia a la pensión vitalicia como una consecuencia lógica de la reforma de las pensiones. Uno de los ejes de la reforma es la unificación en un solo sistema, igual para todos los trabajadores, de los actuales 42 regímenes de pensiones. Algunos de estos regímenes, los llamados “especiales” incluyen beneficios con la posibilidad para los ferroviarios de jubilarse a los 52 años. La ley de 1955, aunque se aplique a la sola persona del presidente de la República, podría incluirse en la categoría de los “regímenes especiales” destinados a desaparecer.

 

Sistema por puntos

“La reforma de las pensiones se aplicará [al presidente] y no recibirá, al término de su mandato, las sumas previstas por la ley de 1955”, confirmó una fuente del palacio del Elíseo. “Las disposiciones de la ley de 1955 acabarán por normalizarse. El presidente de la República convergerá así, según las modalidades que rápidamente se estudiarán, hacia el sistema universal por puntos previsto para todos los franceses”.

Este sistema contempla un nuevo método de cálculo de la pensión, mediante puntos que se acumularán a lo largo de la vida laboral. Se aplicará a partir de la generación que ahora tiene 44 años; Macron cumplió el sábado 42.

La decisión de Macron es un gesto de “ejemplaridad y coherencia”, según el Elíseo, y se acompaña de la decisión, ya anunciada antes de acceder a la presidencia en 2017, de dimitir como alto funcionario del Estado. El presidente también renuncia a integrarse en el Consejo Constitucional una vez abandonado el cargo. Ni Nicolas Sarkozy ni François Hollande, sus predecesores inmediatos, se sientan en este organismo aunque tendrían derecho a hacerlo.

El gesto fue recibido con escepticismo por parte de la oposición. “Es insoportable: solo los grandes señores, los muy ricos y los importantes pueden permitirse este tipo de liberalidades», reaccionó Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa, el partido de la izquierda populista. La sospecha es que Macron usa su renuncia como argumento para imponer sacrificios a sus compatriotas. “Está bien que el presidente renuncie a uno de sus privilegios”, dijo el líder del Partido Socialista, Olivier Faure, “pero la jubilación de los franceses no lo es”.

Fuente: El Pais